15 abril 2015

Confesiones de una blogger de provincias I

He tenido que cortar unos tacones. Si, como lo estáis leyendo, he tenido que cortarlos porque no había Dior que los aguantara. Son los típicos tacones que ves monísimos, sencillos y con clase, que llevas buscando tiempo y que cuando los encuentras te los pruebas y los ves divinos. Y el precio es aún más divino. Si, si... divinos, si... pero mientras te los pruebas... porque luego cuando te los llevas a casa, los estrenas y descubres que son los zapatos del infierno.


Así que después de probar a ponerlos con plantillas antideslizantes porque el pie se te va hacia delante y parece que te has comprado los zapatos del número del teléfono y tener la sesación de que caminas como si estuvieras constantemente mareada, he decidido cortar los tacones. Claro, cortar lo que el propio zapato permite, que en este caso ha sido un par de centímetros. Y ya veremos si funciona. Os mantendré informados. 
¡Buenas noches!

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Ahahah! Me ha encantado tu post.
A mi también me encantan los zapatos de tacón... Aunque, bueno, lo que realmente me encantaría es poder soportarlos....
En el caso de los pies se cumple a la perfección el famoso dicho "para presumir hay que sufrir", porque es cierto que sobre unos buenos tacones, estamos monisimas. Pero todo tiene un límite, verdad? Yo hace tiempo que no paso se los tacones de 4,5/5 cm y a poder ser anchos. Lo complicado es dar con ellos....hago un llamamiento aprovechando de tu sabiduría fashion y de tu buen gusto :)